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Como el almuerzo fue bastante reponedor, lo que nos quedó para la tarde fue dirigimos hacia el Valle de la Luna. Distante 12 km. nos encontramos con el primer control y por el pago de $ 4.000 c/u nos entregaron unos instructivos, un mapa e instrucciones para seguir hacia el Valle.
Desde este control en adelante esta administrado y protegido por La Asociación Indígena del Valle de la Luna, y está integrada por las comunidades de Coyo, Larache, Quitor, Sequitor, Solor y San Pedro, quienes a través de un contrato de asociatividad, co-administran la Reserva Los Flamencos, sector Valle de la Luna encargadas de fomentar la conservación, protección e incremento de los recursos naturales renovables de territorios ancestrales, sin descuidar el patrimonio natural y cultural de los Atacameños.
Los contactos para los interesados son al fono 00-56-55-851574 y al email: vallelaluna@yahoo.es

Nos dirigimos hasta las minas de sal, en las que es posible observar cristales de sal gema, generados por la cristalización a altas presiones y ambientes sin humedad.

En el recorrido nos topamos con este muro, donde se refleja una palabra muy común por estos lados que es Alabalti, cuyo significado en Kunza (Primer idioma de los Atacameños) significa Bienvenidos . El muro se encuentra muy cerca de la quebrada de Cari.

Alrededor de 5 Km. más adelante nos encontramos con el segundo puesto de información y a un costado el Cañón y al lado la Minas de Sal.

Ingresamos a las minas de sal, para mi se me hizo un poco complicado (mido 1,90 mt.) y las galerías son bastante bajas, para Damaris se le hizo un tantoi más fácil.

Hace un tiempo atrás compramos unas linternas para visión nocturna de Doite que funcionan muy bien en este tipo de lugares. Las fotografías se ven geniales.

Aquí vengo saliendo después de un largo recorrido... casi de rodillas, pero una experiencia sin igual.

Ya de vuelta hacia San Pedro, conversamos que la idea en este viaje era no quedarnos en el centro comercial, consumista y cosmopolita de San Pedro, sino que buscar un lugar que estuviéramos a gusto, gratos y tranquilos para poder recuperarnos de las largas andadas y que nos quedara cerca de todo, sin dejar de lado la naturaleza.

Por eso nos dirigimos a un lugar que se llama el Ayllu de Coyo,(La palabra “Ayllu”,tiene su origen en la lengua Aymará, y se le otorga el significado, de comunidad, linaje o familia) allí nos encontramos justo en la entrada con Don Guillermo (todo un personaje) quien nos dio una cordial bienvenida (Alabalti) a los Senderos de Coyo, nos preguntó de dónde veníamos, a lo que respondimos de Calama. Y la pregunta fue si en ese sector existía algún lugar donde poder acampar, a lo que respondió que por supuesto que si, diríjanse por aquí y por allá y llegamos a un lugar donde ya nos esperaban, allí nos recibió una señorita (que resultó ser su hija) y nos mostró el entorno (o lo que a esa hora se veía) y lo que ofrecía, baño con agua caliente, un lugar tranquilo lleno de árboles donde poder armar nuestra carpa y con un valor diario muy conveniente. Para ese momento, que más podíamos pedir, por último al otro día buscaríamos algo mejor.

Ya eran las 21:30 hs. armamos nuestra carpa, duchamos, cambiamos ropa y nos abrigamos, ya hacía bastante frió y preparamos algo de comer, para así irnos al merecido descanso y recuperar pilas para el segundo día, que se nos presentaba bien complicado.